lunes, 28 de abril de 2014

¡¡MALDITO BALOMPIÉ!!

No seria lógico que empezase diciendo que soy futbolista y que lo llevo siendo desde los 4 años pero es así. El balompié significa, ha significado y espero que signifique mucho para mí en el futuro. Pero debo confesar que el deporte rey de este país se ha vuelto una forma de manipulación y que nos está haciendo perder la cabeza.

Sin ánimo de querer desprestigiar este deporte que me lo ha dado todo, tanto malo y bueno, más y menos, a lo largo de estos 14 años, entiendo que no podemos dejar que en momentos críticos para la supervivencia de una sociedad que es líder en desempleo a nivel europeo y a la cola de todas las protestas por  las múltiples ofensas que recibimos de lo altos cargos públicos.

Siento comunicaros a los que no lo habéis querido ver hasta ahora que el fútbol es el opio del pueblo, que nos amansa, y hace que cada uno estemos en nuestro lugar mientras ministros, banqueros y senadores se llenan su bolsillo con nuestro dinero.

Muchos os preguntaréis cómo puede una persona que ama y vive el fútbol como yo hablar de esta forma sobre su deporte favorito, la verdad es que ha llegado un punto en el que estoy  harto de escuchar estúpidas discusiones sobre el peinado de uno o los vómitos del otro, harto de que "Las Manolas" manipulen a su antojo y nadie quiera verlo. El balompié ya no es ese deporte duro, de contacto y de dejarse la piel que era antaño, ahora se ha convertido en un juego de princesitas que no se quieren romper las uñas para que en el telediario del día sigiente salgan lo mas guapos posibles.

Echo de menos en el fútbol actual equipos como Osasuna, un equipo al que no le queda otra que dejarse la piel en el campo porque no tiene los millones necesarios para poder comprar una princesa brasileña que se pase los partidos en el suelo, o un príncipe que atienda más a su pelo y su imagen que a sudar una camiseta.

El fútbol es un deporte precioso, pero la telemanipulación, por una parte, y la demasiada atención a charlatanes que no deberían dedicarse a seguir órdenes de directores del equipo del gobierno, por otra, lo están echando a perder.

Por todo esto quiero dar la gracias al Athletic Club de Bilbao por dedicarse a lo que se tienen que dedicar, a correr, a sudar y a hacer su trabajo que es jugar al fútbol como saben. Jugando partidos lunes sí y lunes también, llenando su estadio a horas en las que, en otro, no irían ni sus respectivos presidentes y por hacer que este deporte sea un poco menos negocio que deporte, aunque al fin y al cabo, creo que hemos matado al deporte a manos del dinero.

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